martes, 29 de septiembre de 2009



“Vamos los dos Chino, que los laterales se queden”, y ahí fueron los dos centrales del partido del sábado a buscar un nuevo centro al área rival. Y si… el partido estaba para eso, para que dos jugadores que a la hora de cabecear sólo saben de rechazos, vayan confiados y coqueteen con el gol en la misma jugada: el centro de Sergio fue cabeceado por el Chino y en una segunda jugada la pelota despeinó a Tito que por poco no la mandó al fondo de la red.

Este era el panorama de un partido donde Chancuc se lució. Nuevamente enfrentado al equipo de los chinos, pero sin los orientales en esta ocasión, el resultado fue victoria, una goleada, esta vez cinco a uno.

Un juego sin fisuras, sin puntos flojos, una defensa firme que solo se vio vapuleada por un gol de penal (Agus estuvo muy cerca de atajarlo), un medio campo rapidísimo con mucho toque, y una delantera veloz que no perdonó nunca.

Ordenados tácticamente por Santiago ‘Zubeldía’ Fernández Rega, el equipo formó con: Agustín; Diego, Chino, Tito, Martín; Capra, Pablo, Sergio Bruno; Luis y Pejerrey. En el segundo tiempo llegó la mano del DT Edward Cabrero quien con toda la experiencia encima hizo un simple retoque: ubicó a Capra de 3 y puso a Martín de volante.

Gran ojo el del técnico que buscó contener al delantero de ellos con la marca de Capra y darle salida a Chancuc con el buen pie de Martín Castelano… esto hubiera funcionado mejor si hubiera sido Tincho quien gambeteaba con la pelota y no la pelota la que lo gambeteara a Tincho.


El pejerrey en una campaña de publicidad que hizo para un energizante.

La naranja a pedal siempre estuvo en dominio del encuentro y hasta desaprovechó ocasiones para un resultado más abultado. Dos grandes goles demuestran las variantes del equipo: la jugada individual de Luis por la derecha que termina con definición de zurda al ángulo; y el gol en equipo más lindo desde la vuelta que arrancó con la salida de Diego en posición de cuatro, paredes varias entre Bruno y Sergio por la derecha, desborde y centro cabeceado por Luis en medio del área.

Para la anécdota queda el estado del campo de juego, un potrero digno de equipos como San Miguel o Villa Dálmine, pero donde La Naranja demostró que cuando hay calidad no hay tierra, ni poso, ni pelota tipo playera que atente contra el buen juego.

 


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